Tan cercanamente lejos y tan lejanamente cerca.

Tan cercanamente lejos y tan lejanamente cerca.

Así estaban dos seres humanos, tan lejos que no podían verse ni con el telescópio más avanzado de la actualidad, y tan cerca que Respiran del mismo oxígeno que Dios creó a través de la atmósfera terrestre.
Tan lejos que ni gritando con todas sus fuerzas podrían escucharse, y tan cerca que con sólo un susurro a través de una diminuta bocina bastaría.

(Por alguna extraña Razón estamos tan lejanamente cerca y tan cercanamente lejos, que no nos damos cuenta de que ambos estamos aquí, Respirando del mismo oxígeno, y pisando la superficie del mismo planeta agua.)

Él podía ir a donde estaba ella, pero ella no quería que él fuera y él Respeta la decisión de ella.
Ella podría ir a donde está él, y aunque él la esperara durante toda su vida, tal vez ella no se atrevería a ir aunque quisiera y pudiera.
Tan lejanamente cerca, y tan cercanamente lejos, se siente como si el infinito no fuera más que un diminuto instante, y al mismo tiempo, un diminuto instante se hiciera infinitamente eterno.

El amor Ronda por ésta fecha en éste lugar, e insiste tocando la puerta, pero del otro lado de la puerta, el dolor no le permite entrar al amor.
"Por culpa del amor existe el dolor." -Pensó la dueña del corazón que siente dolor.
"El amor es el único antídoto para sanar el dolor." -Sintió el dueño del corazón que piensa amor.
Ahí estaban ambos, uno de cada lado de la puerta, el amor y el dolor, tan cercanamente lejos y tan lejanamente cerca.

El éxito y el fracaso estaban conversando por teléfono, cada uno al otro lado de la línea. El éxito siempre se ha derivado de un Sí, y el fracaso siempre se ha derivado de un No.
Dos simples letras con tanto significado, el "Sí" tan positivo y el "No" tan negativo.
Tan contradictoriamente, tan cerca y a la vez tan lejos, como la misma línea de teléfono que los comunica, no pueden funcionar sin que uno llame y el otro conteste. Ya sea un sí, un no, o quizás un ni o probablemente un so.

Así estaba toda la especie humana que Dios creó, tan cercanamente lejos como un científico egocéntrico de Jesucristo, y tan lejanamente cerca como un Cristiano sin sabiduría de la ciencia.
Tan lejanamente cerca como la cabeza del pecho, y tan cercanamente lejos como la mente del corazón.

¿Por qué seguir así? Si ambos estamos aquí, Respirando del mismo oxígeno y pisando la misma superficie de un diminuto planeta que flota cómo un granito de arena en el infinito universo.
La vida avanza, el tiempo no se detiene, la fecha de nacimiento está tan cercanamente lejos de la fecha de defunción, que deberíamos darnos prisa a comprenderlo.
No podemos funcionar sin comunicarnos comprensivamente, el bien y el mal están tan lejanamente cerca, que a veces nos cuesta distinguirlo, más aún si pretendemos comprenderlo basándonos en la ciencia, pues nosotros hemos creado a la ciencia, la ciencia no nos ha creado a nosotros, ni de cerca ni de lejos.

(Ésta publicación ha sido escrita con el propósito específico de comprender lo cercanos o lejanos que podemos estar de algo o de alguien, mientras que al mismo tiempo estamos alejados o cercanos a algo o a alguien.)

-Ángel Yazmani F.L.

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